Reflexiones

20.Oct.2011 / 05:41 pm / Haga un comentario

Vicepresidenta Llanos II

Vicepresidenta de la Región Llanos II

A muchos no les gusta hablar del pasado y justifican su animadversión por la historia con el pretexto de que a ellos sólo  les importa  el futuro y por eso siempre miran hacia adelante. A decir verdad a todos nos importa el futuro y mirar con optimismo el horizonte que tenemos por delante. Sin embargo, el pasado siempre nos recuerda el lugar de donde venimos y los acontecimientos y querencias que marcaron nuestras vidas. El pasado también nos ayuda a enderezar  rumbos cuando es necesario. El conocimiento y análisis del pasado también nos permite tomar previsiones y  emprender nuevos caminos, para lo cual  la autocrítica y la crítica se convierten en dos insustituibles herramientas. Revisar el pasado, sin “engancharse”, es una práctica muy valiosa para enderezar  entuertos personales y políticos.

El 04 de septiembre de 1970, Salvador Allende impulsado por varios partidos que constituyeron  la Unidad Popular (UP) se convierte en el primer Presidente Socialista de la América Latina en alcanzar esa posición a través de  elecciones democráticas; en otras palabras, a través de  la vía Constitucional. En sus tres años de gobierno, el Presidente Allende, entre otras acciones, estatizó la banca privada, nacionalizó el cobre, aumentó el salario de los trabajadores, impulsó a fondo la Reforma Agraria, generó formas colectivas de producción y los trabajadores comenzaron el control social de la economía. Como ya todos sabemos, nada de esto podía agradar al imperio, por lo que desde el mismo 1970, el presidente Richard Nixon  dio la orden a sus secuaces norteamericanos y a los vende patria de Chile de: “hacer chillar a la economía chilena”.

 Toda la conspiración del imperio norteamericano contra el proyecto socialista chileno dirigido por el camarada Allende,  quedó consumada  el 11 de septiembre de 1973, cuando  después de muchas hostilidades, el imperio bombardeó el Palacio de la Moneda, que es el palacio Presidencial chileno. El 13 de septiembre, sólo dos días después, el imperio norteamericano designó a Augusto Pinochet, tal vez uno de sus  destacados alumnos de la Escuela de las Américas, como presidente de Chile. Durante 17 años Augusto Pinochet se convirtió en el terrible verdugo del querido país Austral, proscribiendo a todos los partidos que formaban la UP, violando todos los derechos humanos, comenzando por el derecho a la vida, ya que fusiló, torturó y desapareció a miles de ciudadanos chilenos; y por supuesto censuró y controló a cuanto medio de comunicación existía en ese país.  He aquí, una de las formas de dominación del imperio. Que el 11 de septiembre sirva para rendirle honores al camarada mártir, al camarada que cuando comprobó que  todo estaba perdido, que la traición de los altos militares había entregado a Chile al imperio, prefirió morir de pie que ver a sus compatriotas vivir arrodillados. Sin embargo, que el 11 de septiembre sirva para mirarnos en el espejo de “Chile lindo, lindo como un sol…”, del país del vino tinto, las empanadas y la cueca.

 Exactamente 28 años después del derrocamiento del camarada Allende, en la mañana del 11 de septiembre del 2001, en el corazón de la mayor potencia del mundo ocurrió un hecho insólito. Con diferencia de poco tiempo entre cada evento, cuatro aviones de líneas aéreas norteamericanas, supuestamente con tripulación a bordo, fueron secuestrados por 19 supuestos terroristas suicidas de Al Qaeda y posteriormente estrellados contra diferentes objetivos. Dos de los aviones, el vuelo 11 de American Air Lines y el vuelo 175 de United Air Lines impactaron separadamente a las dos  torres gemelas (norte y sur) del World Trade Center (Centro de Comercio Mundial), ubicado en Manhattan, Nueva York.  Ambas torres se vinieron abajo como si las estuviera succionando una poderosa fuerza subterránea.  El tercer avión, el vuelo 77 de American Air Lines impactó en el Pentágono, Virginia. Hubo un cuarto avión, supuestamente el correspondiente al vuelo 93 de United Air Lines, cuya misión  supuestamente era impactar a la Casa Blanca o al Congreso de los EEUU, pero no logró su objetivo al estrellarse en campo abierto en Pensylvania.  Se dice que en estos actos terroristas, de los cuales se cumplieron 10 años hace tres días, murieron cerca de 3000 personas, el doble de heridos, pérdidas materiales cuantiosas, quedó una población aterrorizada, hubo  una reacción mundial de temor generalizado y se tomaron unas medidas de seguridad aérea, que según cuenta muchos pasajeros a veces raya en el atropello y la humillación.

Sin embargo, el horrendo acto de “terrorismo” descrito logró para el imperio grandes objetivos políticos y económicos, ya que para prevenirlos se persiguió hasta Afganistán al más conspicuo líder de Al Qaeda: Osama Bin Laden, a quien supuestamente  sólo pudieron encontrar y asesinar el 1º de mayo del 2011. Pero que importa? Nunca es tarde cuando la dicha llega! Mientras encontraban  a Bin Laden, aprovecharon y planificaron en el 2003 la invasión, la destrucción y el saqueo de Irak.  Como le ha costado tanto encontrar  “las armas de destrucción masiva”, aprovecharon el tiempo  e invadieron a Libia. Ojalá encuentren pronto  esas armas, no sea que para aprovechar el viaje, también  invadan a Irán y a Siria que los tienen cerquita y les tienen bastante ganas. ¡He aquí, otra de la forma de dominación del imperio!

Como pueden inferir, se sigue cumpliendo aquella máxima de Maquiavelo “que el fin justifica los medios”. ¡Ah desgracia con estos imperios capitalista que no tienen amigos, sino intereses políticos, económicos y geoestratégicos de dominación! ¡Ah desgracia con estos imperios deshumanizados que son capaces de sacrificar hasta la vida de sus mismos pueblos con tal de lograr sus intereses! Prohibido olvidar que el imperio existe, no tiene escrúpulos, muerde duro y miente sin ruborizarse! Quien tenga ojos para ver, vea. Quien tenga oídos para oír, oiga.

 Guanare, 14 de septiembre de 2011.

 

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