Reflexiones
En primer lugar, es necesario recordar que aún no estamos en socialismo, sino creando las bases para lograrlo. Por lo tanto, no sobreabundamos ni “llovemos sobre lo mojado” cuando dejamos claro que estamos viviendo un período de transición hacia el Socialismo Bolivariano, el cual sólo será posible si lo construimos sobre las bases espirituales que deben sostener cualquier proyecto humanista, como señala con insistencia nuestro máximo líder; y que desde esta trinchera de lucha machacaremos incesantemente hasta comprobar que la palabra se convierte en obra viva. Esto es así, porque nuestro proyecto político revolucionario, debe tener como plataforma el amor al prójimo, la verdad, el respeto y reconocimiento a la otra y al otro; la justicia y la paz para todas y todos.
También es pertinente recordar que el Socialismo Bolivariano que intentamos construir, es un socialismo a la venezolana, originario, un socialismo que no debe calcar ni copiar modelos preexistentes; aunque tales experiencias siempre nos servirán de referencia, tanto en sus aciertos como en sus errores. En este nuestro camino, nada es instantáneo, nada está terminado, todo el camino por recorrer es duro, pero es el camino que escogimos. Sin ninguna duda, en este camino fangoso que estamos recorriendo, encontraremos mucho barro contaminado de lo viejo; porque es obvio que la forma como se gobernó por décadas y las prácticas propias del sistema liberal burgués dejaron profundas raíces culturales que no se erradicarán de un día para otro. Si hay algo difícil de cambiar es la “torre de control” humana y los corazones endurecidos.
Con base a lo anterior, debemos tener claro que “para crear una nueva y verdadera cultura política revolucionaria es necesario derrotar la vieja cultura liberal burguesa heredada, porque corrompió la política convirtiéndola en mediación mercantil del poder, propició la acumulación de riquezas ímprobas y la exclusión social genocida; pervirtió la democracia reduciéndola a un mecanismo de legitimación electoral del poder de élites corruptas convertidas en base social del imperialismo…”.
La certeza de que el peso y la influencia de esa vieja cultura capitalista, es el mayor lastre y obstáculo en el avance de nuestro Proyecto Socialista Bolivariano, motivó Las cinco Líneas Estratégicas, presentadas al partido por el Presidente Chávez el 21 de enero de 2011, que todas y todos los revolucionarios debemos reflexionar profundamente e internalizar autocríticamente.
Las Bases Programáticas del PSUV ( Libro Rojo) plantea que: “Las fuerzas motrices de la Revolución Bolivariana son las trabajadoras y los trabajadores en la doble condición de creadores de la riqueza social y expropiados del fruto de su trabajo, y en tal condición, llamados a dirigir la revolución en el marco de la lucha de clases…”. Por eso, entre otras cosas, se plantea la humanización del trabajo como condición de vida del hombre y la mujer, por lo que se impulsa un Modelo Económico de Transición al Socialismo, basado en el Desarrollo Endógeno Sustentable, lo que implica la lucha por la eliminación progresiva de la explotación capitalista del trabajo ajeno y la apropiación individual y privada de sus productos…”. La sustentabilidad del proyecto económico de la transición, está mayormente referido a la Generación de Bienestar Social y no a la acumulación de capital. Sin embargo, cualquier proyecto de la transición socialista debe ser sustentable desde el punto de vista ambiental y también desde el punto de vista financiero, o tiende a desaparecer en el tiempo, a menos que el Estado venezolano se lo eche al hombro para siempre. En nuestra modesta opinión de ciudadanos pensantes, pero no conocedores de los vericuetos de la Economía de cualquier signo, esta dependencia del Estado no está planteada, y las y los trabajadores deben entenderlo así.
Otros elementos a considerar cuando analizamos las bases del Modelo Productivo de la Transición al Socialismo, planteadas en Las bases Programáticas del Libro Rojo son: “las relaciones sociales de producción dirigidas a la humanización de los procesos de trabajo, las cuales deben introducir progresivamente mejoras sustanciales en las condiciones laborales, mediante: 1. La humanización de los espacios de trabajo. 2. La utilización de las tecnologías adecuadas.3. La formación socio- política y científico tecnológica de los trabajadores y trabajadoras. 4. El mejoramiento de las condiciones de seguridad y salud laboral. 5. Seguridad Social. 6. Reconocimiento colectivo para promocionar el esfuerzo creativo de las y los trabajadores. 7. Eliminación de los privilegios, reduciendo la brecha salarial”. A lo anterior podríamos agregar: 8.Aplicación de la Contraloría Social, a través de un Control Obrero férreo.
Finalmente, por ahora, si las Empresas de la Transición al Socialismo Bolivariano son improductivas, que equivale a decir ineficientes; de dónde obtendrían las y los trabajadores sus salarios? Con qué recursos se protege la salud y se dará seguridad social en general a las y los trabajadores? Con qué se hace el mantenimiento y reposición de equipos y maquinarias dañadas por el uso o la obsolescencia? Qué recursos pueden permear hacia las comunidades en el área de influencia como producto de excedente económico? No olvidemos las 3R: Revisión, Rectificación y Reimpulso cada vez que sea necesario. La independencia política y la independencia social deben caminar agarraditas de la mano de la independencia económica. Sólo así venceremos y seremos soberanos!
Caracas, 03 de agosto de 2011.